Catalina mía
Catalina tomó una decisión. Aunque muera por dentro sabe que el amor se acabó. Que ya no queda mas nada. La partida es dolorosa e inevitable pero el sufrimiento es opcional. Su testamento declara que es mejor morir que aguantar el sufrimiento. Su memoria le trae recuerdos inolvidables que son su peor verdugo. Ese es el veneno, los recuerdos. Esos recuerdos que puede plasmar en un testamento. Ese testamento que sin esperar que él lo lea, sigue con su ilusión.
¿Cómo debe seguir ? ¿Cómo hace para continuar sin desear morir? ¿El amor mata? Su compañero de vida ya no es el mismo. Él cambió. Su periodo de aprendizaje juntos se acabó. Pero, ¿por qué no seguir aguantando? Si de eso se trata el amor, de aprender juntos. De guiarnos unos y los otros. De no bajar los brazos. Ella quiere comunicarle que eso esta haciendo, bajando los brazos. Cree que es la única alternativa. Lo malo que el nunca va a leer su testamento. Ella es demostrativa, él no escucha, tampoco va a leerla. Pero ella sabe que todo esta dicho, todo esta escrito. Y aunque él no lo vea, ella necesita un escribano. Una persona que confirme que ella muere de amor.
El amor para ella es eso, el extremo. El amor para el es eso, la indiferencia.
Rodrigo Urdangaray